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Desde 1993 el proyecto feminista de Arte por Correo "Mujeres/ Más allá de las Fronteras" no tiene limitaciones ni fronteras. Combina la realidad virtual y material para crear el arte como situación artificial. En 1993, un grupo de artistas en torno a Lorraine Serena y Elena Siff desarrolló, en Santa Barbara, California, la idea de un proyecto feminista de arte por correo, de alcance global: WOMEN/ Beyond Borders (W/BB). En este proyecto las artistas deben establecer la deslimitación del discurso feminista a través de la interpretación creativa de objetos en un formato definido (boxes) y el medio de la exposición. Se enviaron pequeñas cajitas de madera de abeto rojo (9 x 6 x 5,5 cms.) a curadoras en 15 países; cada una de éstas a su vez invitó a doce artistas a elaborar una cajita. Paralelamente se inició la construcción de una red electrónica entre las participantes. Bajo la dirección de Sky Bergman se creó una página W/BB en el world wide web, a la que se incorporaron todos los trabajos via scanner. Se realiza una documentación contínua del desarrollo de la exposición, las reacciones de la prensa, etc., y al mismo tiempo se crean los vínculos con las páginas home preexistentes de algunas artistas.
En noviembre de 1995, en el Foro de Arte Contemporáneo de Santa Barbara se mostraron, por primera vez, 178 cajas de Argentina, Australia, Austria, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Israel, Italia, Japón, Kenia, México, Suecia y Vietnam. Se trata de manifestaciones (statements), algunos presentados con mucha chispa e ironía, acerca de la cotidianeidad de las mujeres. Hay verdaderas cajitas de tesoro, llenas de deseos y esperanzas secretas, pero también de memorias sobre hechos incisivos como la muerte de la madre o la huída, como en el caso de la artista que se escapó de Vietnam en bote. En su conjunto, se trata de una antología impactante de historias de vida muy diversas, de decididos posicionamientos subjetivos sobre la condición vital y laboral de mujeres de todas partes del mundo.
Por lo general, no resulta difícil reconocer el país de origen de una artista a través de su cajita; encontramos la suntuosidad y el brillo de la plata, la seda y el terciopelo de México, el diseño claro y exigente de Japón, un aire del misticismo mágico del Vudú de Cuba, y la reducción minimalista de Austria.
En 1995, en el Museo de Antigüedades de Basilea (Suiza), se estrenó una segunda línea del W/BB: artistas suizas, alemanas, griegas y estadounidenses fueron invitadas como complementación del proyecto de exposición "Pandora - mujeres en la Grecia clásica". Mientras tanto, en marzo de 1996, la exposición principal fue trasladada a Israel. Bill Clinton la visitó; una foto lo muestra, un tanto desorientado, ante las vitrinas con los boxes en la ICC Galería Contemporánea de Jerusalén. En agosto llegó a Graz y después a San Petersburgo (Rusia).
El grupo de artistas responsable consideró que una puesta en escena pública del transporte de las cajas de Graz a San Petersburgo sería una forma adecuada de ampliar el proyecto en su conjunto. Doris Jauk-Hinz, Veronika Dreier y Eva Ursprung idearon el siguiente concepto: se alquiló un coche cama ruso que fue trasferido de Rusia a Graz. En él se instalaron los objetos, redefiniendo el vagón en una escultura móvil en el espacio público - desde Graz a San Petersburgo, pasando por Vienna, Budapest y Lvov. La instalación consistía de, un coche cama nostálgico con cortinas doradas y tazas de plata, tres artistas, una autora, un fotógrafo, dos expertos de informática, dos acompañantes rusos del vagón dormitorio, un laptop con conexión al Internet, una cámara de video de observación y 178 boxes de todo el mundo. En el correr del trayecto se pasaron ocho fronteras: Austria, Hungría, Ucrania, Bielorusia, Lituania, Letonia, Estonia y Rusia.
Esta escultura, cuya forma fue el resultado del proceso mismo de su traslado, estaba accesible a todos los viajeros. Se distribuyeron invitaciones a espectadores y se organizaron visitas guiadas del vagón. Durante el viaje se invitó a los pasajeros del tren, a los que se les enseñó la exposición. Los propósitos y el transcurso del viaje se publicaron y se documentaron sin cesar. Complementando las conferencias de prensa el trabajo de publicidad se concentró en Internet. El coche asumió la función de una galería "análoga", convirtiéndose en punto de intersección móvil entre el viaje en el espacio material y su correspondencia virtual, es decir, la "galería digital".
Para la llegada a San Petersburgo se planificó además, una acción on line entre el tren y aquellas artistas que se habían quedado en Austria y los Estados Unidos. Previamente a nuestra salida se nos advirtió, que sería imposible pasar sin problemas todos estos países hasta San Petersburgo, con 178 objetos artísticos a bordo, que no se emitían documentos de aduana reconocidos en todas las fronteras y que no existía una legislación consistente en estos países nuevos. Serían inevitables los ataques y robos a mano de bandas organizadas. Una hora antes de nuestra partida recibimos una llamada del Ministerio de Relaciones Exteriores: la mujer contacto en San Petersburgo aún no estaba en condiciones de recibir las cajas, que todo era demasiado temprano y complicado; que postergáramos el viaje por tiempo indeterminado. Ya antes el agregado cultural de la embajada austríaca en Budapest había intentado de persuadirnos a abandonar el viaje; que éste sería demasiado peligroso, incluso si nos acompañasen algunos hombres.
El proyecto de crear una exposición trascendiendo las fronteras para construir una red global de comunicación entre artistas con el propósito de superar lo que nos separa y de establecer una base común más allá de la nacionalidad, se vuelve más absurdo en la medida que nos alejamos de nuestro conocido "mundo occidental". Mientras los aduaneros húngaros recibieron el proyecto con interés, en la vecina Ucrania ya no encontró ninguna comprensión. Ni siquiera el ancho de las vías de tren sigue igual: grúas enormes levantan los vagones a dos metros de altura, toda la base de los coches se cambia para adaptarla a la norma rusa. Cuanto más avanza nuestro viaje hacia el Este, más se convierte en una hazaña en un mundo cada vez más extraño. Cambian sucesivamente, los valores y las percepciones, de kilómetro a kilómetro la empresa se vuelve más dudosa. Los conceptos de "mujer", "arte", "nación": todo cambia vertiginosamente. En Lvov un periodista pregunta desconcertado, por qué no se adjuntan las banderas de los países a los nombres de las artistas. Por qué no habíamos invitado a artistas ucranianas; ellas hacían boxes mucho más lindas. Se tornó más agresivo el estilo de los controles de frontera: en el medio de la noche, en algún lugar, golpes fuertes en las puertas de los compartimientos, ruido de botas militares, comandos en voz alta: "’Control!". Y: "No camera!"
Una vez finalizado el control de los pasaportes y superada la sorpresa después de un recorrido de la exposición se instaló la perplejidad. Los acompañantes del coche cama intentaron una interpretación de nuestros propósitos, a pesar de encontrarse perflejos ellos mismos y sin dominar el alemán o el inglés. Los funcionarios leyeron los folletos trilingües (alemán, húngaro, ruso) que llevamos y movían la cabeza, buscaron otros funcionarios. Después llegaron los amigos y conocidos y finalmente las esposas, hijos e hijas, quienes visitaron la exposición a altas horas de la noche. Después de estudiar detenidamente la carta de recomendación expedida por la embajada de Austria en Moscú (en idioma ruso) hubo sonrisas; una amabilidad cuidadosa se abrió paso. De a poco nuestro miedo inicial fue remplazado por la tranquilidad fatalista. Estábamos en algún lugar, no conocíamos estos pueblos ni siquiera del mapa, no había nada conocido alrededor de nosotras. Qué podría pasarnos? Evidentemente nos consideraban locas, pero no peligrosas. Por cierto, no nos querían arrestar. Tampoco tenían la intención de quedarse con las cajitas. Se sentía un gran alivio de todas las partes cada vez que se encontraba alguna razón para dejarnos seguir. Hubo pérdidas: después del control faltó nuestro único documento de aduana, el formulario de salida de los boxes de Austria, pero el tren ya estaba en marcha. Al llegar a Rusia se nos informó que nos quedaba solamente la mitad de nuestra visa; faltaba la parte correspondiente a la salida de Rusia; al parecer se la había quedado el control de migración a la salida de Bielorrusia.
Llegamos a San Petersburgo después de 64 horas y 40 minutos, con un retraso de doce horas. La acción de Internet entre Graz y Santa Barbara se había producido en nuestra ausencia doce horas antes, los representantes invitados de la prensa estaban acostados hacía tiempo. Los mozos pidieron 30 dólares para un trayecto de 100 metros y, Polina Fedorova, quien debía recibir las cajitas en el marco de una pequeña ceremonia, no sabía qué hacer con ellas; no había dinero para la exposición y tampoco lugar donde guardarlas. Nos fuimos al depósito de equipajes. Pasamos el día siguiente en el consulado y el Ministerio de Relaciones Exteriores. Se nos aclaró que estábamos en el país casi como ilegales, que todo eso era imposible y que por ley no deberíamos estar en el lugar. Después de muchas idas y venidas recibimos visas nuevas (las cuales tuvimos que pagar en dólares). Se encontró un lugar para los boxes, y Polina nos explicó despuús de haber leído nuestra carta de recomendación, que el idioma ruso no conocía una palabra con el significado de "frontera", ya que solamente existían regiones de control. O sea, que la traducción de WOMEN/ Beyond Borders de la carta significaba: "mujeres fuera de control".
Versión redactada de: sic (marzo 1997), Vienna, Austria
Los lugares de la exposición:
1996 Austria, Israel, Rusia
1997 Francia, Italia, Kenia, Suecia
1998 Cuba, Finlandia, México
1999 Argentina, Australia, Japón, Vietnam
2000 Presentación en los Estados Unidos e integración en una colección permanente
Además se puede consultar a través de CD-ROM y catálogo.
Traducido del alemán al castellano por Dieter Schonebohm
Letzte Änderung: 31.07.1997
grelle.musik@kfunigraz.ac.at